Las cosas fáciles como llegan, se van; no duran. La facilidad solo alimenta momentos y no nos hace trabajar en la permanencia.
Conforme pasa el tiempo nos vamos haciendo easy going al respecto de la inmediatez en las relaciones pasajeras, por disfrutar de un momento cool.
¿Pero dónde queda el amor? ¿Por qué en vez de solo un momento, lo extendemos a algo a largo plazo, lleno de momentos extra cool?
Como hemos venido explorando en columnas anteriores, todos nos encontramos en una constante búsqueda del amor, del alma gemela y relaciones duraderas que tengan un final feliz. Pero ¿por qué nuestra realidad es diferente a los cuentos de hadas?
Disfrutar de una relación de pareja, un noviazgo o matrimonio siempre va a requerir de trabajo duro, mucha fuerza y sobre todo disciplina. Cualquier relación que valga la pena, siempre va a llevar un poco de trabajo. La satisfacción verdadera se manifiesta cuando se obtiene un buen resultado, proveniente del back to basics en cuanto a las reglas de la conquista, el romance y la entrega con tu pareja se refiere. ¿Cuándo haz visto a una princesa de cuento de hadas conquistar a su príncipe? ¿Invitarlo a salir? ¿Rogarle? ¿Perseguirlo? Nunca, ¿verdad? Siempre es all the way around, ¿right?
Actualmente me encuentro trabajando en un libro que se llama “Amar como los hombres”,
el cual estoy a punto de entregar a mi editor y en donde por medio de cien frases, exploro el hecho de que las mujeres están cambiando de rol,
asumiendo ellas el papel del hombre.
Tengo total certeza que las
relaciones en donde la mujer es la que conquista, tienen menor
probabilidad de éxito que en aquellas en las que el hombre es el que
mueve cielo, mar y tierra por captar la atención su conquista y por
hacer circo, maroma y teatro para que ella sea atrapada en esa etapa
donde un millón de mariposas se apoderan de nuestro estómago.
Sí, el amor debe costar y mucho, tanto para el hombre en cortejar a la mujer, buscarla, invitarla y hacerla sentir especial; como para la mujer en hold a little back y dejar que el hombre la guíe en el camino de la conquista.
Es
momento en que hombres, mujeres sin importar su edad, estado civil y
concepción ideológica, se entreguen al hecho de explorar el mundo donde
el amor no es cosa fácil, en donde el amor tiene millones de vertientes a
explorar, donde las relaciones y personas que valen la pena cuestan
mucho obtenerlas.
Es momento de comenzar a experimentar relaciones que tenga mucho futuro,
donde nuestra alma se vaya alimentando de deseo por estar con “esa
persona”, por imaginar “qué estará haciendo”, “por extrañarla”, por
querer saber en cada minuto del día “cómo se encuentra”.
El deseo es el camino a la felicidad, al amor, al intrincado mundo de satisfacción en el que las cosas y las personas que queremos, cuestan y mucho…
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